El café jalisciense: orgullo de la sierra, sabor y procesos únicos
- heyjaliscoo
- 3 oct
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Cuando se piensa en café mexicano, casi siempre se mencionan estados como Chiapas o Veracruz. Sin embargo, Jalisco también guarda un lugar especial en la cafetera del país, con regiones productoras que han conquistado paladares dentro y fuera del estado gracias a su diversidad de climas, suelos y procesos de cultivo.
Las principales zonas cafetaleras se ubican en el sur y sureste del estado. Tapalpa, Mazamitla y Sayula destacan por sus cultivos en tierras altas, donde la altitud y el clima fresco favorecen granos con notas más ácidas y florales. En contraste, San Sebastián del Oeste, enclavado en la Sierra Madre Occidental, ofrece cafés de altura con perfiles más dulces, toques achocolatados y frutales. Otra zona que ha cobrado fuerza es Amacueca, que ha convertido al café en parte de su identidad gastronómica, impulsando proyectos comunitarios y cafeterías locales que promueven la cultura del grano.
Los procesos de cultivo también reflejan la riqueza jalisciense. El beneficio húmedo, común en regiones serranas, permite resaltar la acidez brillante de los granos, mientras que el beneficio natural o honey, cada vez más practicado, realza sabores dulces y afrutados que enamoran a los catadores especializados. Además, la mayoría de los productores apuestan por métodos artesanales y orgánicos, cuidando la tierra y manteniendo prácticas tradicionales heredadas por generaciones.
En taza, el café de Jalisco se distingue por ser balanceado, aromático y versátil, ideal tanto para un espresso intenso como para métodos de extracción lenta. Más allá del sabor, lo que se bebe es el esfuerzo de familias cafetaleras que han hecho del cultivo un motivo de orgullo regional.
Así, cada sorbo de café jalisciense cuenta la historia de su tierra: de la neblina en las montañas, de manos campesinas y de un estado que, poco a poco, gana su lugar en el mapa cafetero del mundo.







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